EL VINCULO ENTRE EL CUERPO Y EL ESPIRITU. SERA LA CLAVE DE LA MEDICINA DEL SIGLO XXI
el vínculo entre el cuerpo y el espíritu"SERA"La clave de la medicina del siglo XXI
"No se puede separar el estado físico del estado mental", declara el
psiquiatra David Servan-Schreiber en entrevista
La clave de la medicina del siglo XXI será el vínculo entre el cuerpo y el
espíritu, según el psiquiatra francés David Servan-Schreiber, para quien es
necesario tratar bien al cuerpo y tratarlo en profundidad para que nos permita
seguir viviendo. Esta sabiduría está siendo recuperada por la medicina porque
la ciencia demuestra que esto funciona. Por eso es posible curar la ansiedad y
la depresión sin medicamentos. Coherencia cardiaca, movimiento de los ojos, el
amanecer, la acupuntura, los Omega-3, el deporte y la comunicación emocional,
son los nuevos senderos de la medicina. Los medicamentos quedan como último
recurso.
Sentada
confortablemente delante del médico y psiquiatra francés David
Servan-Schreiber, respiro profundamente dejando desfilar bajo mis párpados
recuerdos agradables. Un pequeño captor registra mis movimientos cardiacos,
cuyo ritmo, cada vez más caótico, aparece en la pantalla del ordenador portátil
situado delante de nosotros. ¿Debo inquietarme por estos sobresaltos?
El ritmo cardiaco varía constantemente, es normal porque el cuerpo se adapta a
los acontecimientos y las emociones a cada momento. Eso se llama la
variabilidad cardíaca , me tranquiliza el doctor. Después de unos minutos de
este ejercicio de respiración que parece de yoga, mi ritmo cardiaco se vuelve
"coherente". Sobre la pantalla, una línea de curvas regulares ha
sustituido el caos anterior. Interesante...
En el best-seller del médico, "Curación emocional", en el que se
explica cómo curar el estrés, la ansiedad y la depresión sin medicamentos ni
psicoanálisis, esta técnica de "coherencia cardiaca" es presentada
como una manera de curar el cuerpo y el alma, tal como lo hace la acupuntura,
el ejercicio físico y el consumo de Omega-3.
Traducido y lanzado en más de 20 países, este libre conoce un gran éxito
después de su publicación en 2003. Sin duda porque los métodos preconizados son
simples y porque el hombre es creíble. Ha seguido una carrera clínica en
Pittsburg y en la Facultad de Medicina de Lyon. Su obra desborda referencias de
estudios científicos.
Recientemente, su autor estuvo en Montreal para asistir a un congreso
internacional sobre una de las técnicas que utilizad para tratar los
traumatismos psicológicos, la EMDR (Eye Movement Desensitization and
Reprocessing). Fue el momento en el que se realizó esta entrevista.
¿Qué es lo que le ha llevado a interesarse por técnicas más próximas a las
medicinas alternativas que a las de la medicina occidental?
Fue durante un viaje a La India, durante el cual trabajé con refugiados
tibetanos, en Dharamsala. Allí descubrí que la medicina tradicional tibetana,
basada en la acupuntura y las plantas, funcionaba muy bien en estos refugiados.
Constaté entonces que muchos estudios científicos habían demostrado ya su
eficacia. También tengo una amiga de la infancia, aquejada de depresión, que
rechazó los medicamentos propuestos por su médico.
Se curó finalmente
por un método no convencional, una especie de hipnosis, que yo había aprendido
a despreciar en mis tiempos de estudiante. Estaba desconcertado porque si ella
hubiera acudido a mí, sólo le habría recetado Prozac. Me di cuenta de que
estaba a punto de descubrir algo.
La mayor parte de
los métodos que usted presenta en su libro son tan antiguas como el mundo:
consumo de aceite de pescado, el ejercicio, levantarse con el Sol... ¿Es que
hemos olvidado estos conocimientos?
La medicina ha dado un mal paso con los antibióticos, el mayor descubrimiento
médico de todos los tiempos. Estos medicamentos son fantásticos, ya que
funcionan independientemente de la condición física del paciente, su
alimentación, su crono biología o sus relaciones afectivas. Y se ha creído que
todo el resto de la medicina moderna debía funcionar de la misma forma.
Pero no es así. Cuando
alguien padece una enfermedad cardiaca, se realizan intervenciones muy
sofisticadas que retiran los obstáculos de las arterias, pero eso no cambia en
nada la enfermedad cardiaca. Se ha creído que porque se podían curar las crisis
agudas, se conocía todo sobre la medicina.
Pero no es así. Hace falta tratar bien al cuerpo y tratarlo en profundidad para
que nos permita seguir viviendo. Esta sabiduría se está recuperando. Y lo
novedoso es que ahora tenemos a la ciencia para demostrar que esto funciona.
¿Acaso todas las medicinas alternativas tienen algo que aportarnos?
Hay muchas medicinas dulces sobre las que no hablo, como la homeopatía, porque
no estoy convencido de su eficacia. Yo sólo utilizo métodos validados por
resultados científicos. No he llegado a la medicina alternativa por un rechazo
de la ciencia. He pasado veinte años estudiando la medicina y las ciencias
neurocognitivas, a enseñarlas, a dirigir un centro de investigación en Estados
Unidos.
Esta es mi cultura. Sin embargo, me he dado cuenta de que hay técnicas
tradicionales que funcionan muy bien, pero de las que no se habla simplemente
porque no hay intereses económicos detrás. No hay patentes para los Omega-3, la
respiración, las agujas de acupuntura.
Nadie está interesado en promocionarlas. No estoy a favor ni en contra de las
medicinas alternativas. Estoy a favor de la medicina que funciona, con los
menores efectos secundarios posibles. ¡Todos los médicos buscamos esto!
Cada vez se comprende major como funciona la acupuntura, favoreciendo por
ejemplo la secreción de endorfinas, un analgésico natural. La medicina
occidental rechaza sin embargo cree en los meridianos y en
el Qi (flujo de energía). ¿Cree usted en ellos?
Yo creo en la homeostasis, un concepto de la medicina occidental según el cual
existen mecanismos de retorno al equilibrio cuando las funciones psicológicas
de alejan del punto de equilibrio. Para que el organismo alcance este estado,
hace falta que cada órgano funcione en una "zona" determinada. Un
ejemplo, los riñones filtran la sangre, pero si el sodio que queda está
demasiado concentrado o demasiado diluido, entonces nada funciona. Entonces,
para que los riñones hagan bien esta tarea, es preciso que todos los demás
órganos y glándulas del organismo funcionen bien, el páncreas, el intestino, el
hipotálamo, etc. Esto es la homeostasis.
Pero ¡el Qi es lo
mismo! Es una energía que regula el conjunto de las funciones, cada órgano
depende de ella y contribuye a ella. Hablar de Qi es decir que no se puede
resumir la salud a la función de un órgano. No hay un científico que niegue
esto. Los occidentales creen que inventaron algo con el concepto de
homeostasis, pero no hay nada nuevo respecto a la función energética de la que
hablan los chinos desde hace 5.000 años.
Según usted, los psicólogos y psiquiatras se equivocan al pretender curar los
males del alma a través del lenguaje. ¿Por qué?
El ser humano posee dos cerebros: un cerebro cognitivo y racional en la
superficie (¿el cortex?) y un cerebro emocional, más profundo, el sistema
límbico. El cerebro cognitivo es la sede del pensamiento y del lenguaje,
mientras que el cerebro emocional es la sede de las emociones y controla la psicología del cuerpo: el ritmo cardíaco, la tensión arterial, el apetito, el
sueño, la libido e incluso el sistema inmunitario. Para curar la depresión y la
ansiedad es más fácil entrar en comunicación con el cerebro emocional a través
del cuerpo, en vez de por el lenguaje y el pensamiento.
Hablar, confiarse, ¿es útil en la terapia? ¿Practica usted el psicoanálisis
basado en el relato de la vida?
Practico todavía algunas formas de psicoterapias. Pienso que el lenguaje es
particularmente apropiado para la gestión de las relaciones afectivas. Hay que
enseñar a la gente a hablarse. Pero el psicoanálisis lo he dejado de lado
porque se pierde en el lenguaje.
No estoy en contra del psicoanálisis, pero es preciso enseñar a batirse sobre
el cuerpo. Creo que la clave de la medicina del siglo XXI será este vínculo
entre el cuerpo y el espíritu. No se puede separar el estado físico del estado
mental.
Usted utiliza todavía los medicamentos. ¿Deberían constituir únicamente un
último recurso?
No deberían ser en cualquier caso el primer recurso. Y No soy el único que lo
dice. El National Institute for Clinical Excellence, un destacado organismo del
ministerio británico de la Salud ha publicado un informe en el que afirma que
los medicamentos no deberían ser nunca el primer tratamiento para la depresión.
Sin embargo, es lo más corriente
Efectivamente, es una mala práctica médica. De la misma forma que no se
utilizan los esteroides como primer recurso en el tratamiento de las
enfermedades de la piel. No se podría practicar la medicina sin esteroides,
pero hay que utilizarlos de manera racional.
La integración neuro-emocional por los movimientos oculares (EMDR) es una
terapia que permite curar traumatismos del pasado imitando los movimientos de
los ojos que tienen lugar espontáneamente durante el sueño. Sin embargo, no
existe unanimidad al respecto entre los psiquiatras...
Es verdad que el EMDR es polémico. Cuando se dice que el hecho de mover los
ojos va a cambiar algo en la vida de la gente que ha sufrido grandes traumas
como violaciones, la pérdida de un niño o un genocidio, eso parece imposible.
La idea me parecía totalmente ridícula al principio. Pero ya hay 16 estudios
controlados que demuestran que esto funciona después de algunas sesiones de
EMDR. Es tan delirante como eficaz.
¿Cómo funciona?
No se sabe muy bien. Cuando hay una emoción muy fuerte unida a un traumatismo
pasado, o bien no se puede pensar en ella porque se siente uno muy mal, o bien
se está abatido por ella. La clave está en poder observar la emoción sin
dejarse hundir en ella. Eso es lo que permite EMDR. La otra hipótesis es que la
técnica activaría el mecanismo de reorganización de la información que tiene
lugar durante el sueño. La emoción unida al traumatismo sería así finalmente
redirigida.
Los siete métodos de David Servan-Schreiber
1. La coherencia cardiaca. El ritmo cardiaco varía constantemente, lo que es
normal porque el cuerpo se adapta a cada momento a los acontecimientos y las
emociones. Mediante un ejercicio de respiración parecido al yoga, se puede
inducir coherencia en esta variabilidad originalmente caótica. Un estado que
sería benéfico no sólo para la salud física (mejor inmunidad, longevidad, salud
cardiaca) sino también para la salud moral (mejor gestión del estrés y de las
emociones negativas).
2. La integración neuro-emocional por los movimientos oculares (EMDR). Imitando
los movimientos de los ojos que tienen lugar espontáneamente durante el sueño,
la terapia EMDR permitiría al cerebro digerir rápidamente los residuos de los
traumatismos del pasado, de la misma forma que se digieren los acontecimientos
del día durante el sueño.
3. La simulación del amanecer. El cerebro emocional es muy sensible a los
diferentes ritmos biológicos. Gracias a una lámpara que simula la aparición
progresiva del amanecer, es posible despertarse despejado, un tratamiento
eficaz para los días nublados, particularmente los de invierno.
4. La acupuntura y Magnetismo. Los chinos curan la depresión mediante la acupuntura desde
hace 5.000 años. Las técnicas de imaginería moderna demuestran que esta técnica
tiene un efecto real sobre el cerebro.
5. Los Omega-3. Más de la mitad del cerebro está constituida por ácidos grasos.
Consumir ácidos grasos Omega-3, presentes sobre todo en los aceites de pescado,
mejora su funcionamiento y estabiliza el humor.
6. El deporte. El ejercicio físico tiene poderosos efectos sobre los neurotransmisores
del cerebro. Según numerosos estudios, el ejercicio es tan efectivo como un
antidepresivo.
7. La comunicación emocional. Las relaciones afectivas regulan las emociones y
en consecuencia toda la psicología del cuerpo. El amor es una necesidad biológica,
como lo es el alimento o la protección contra el frío. Ocuparse de los demás
(incluso de un animal) mejora el humor y la respuesta al estrés.