Me encontre este artículo entre otros, que hablan del sobrepeso en la religión Judia.
¿Es inmoral tener sobrepeso?
¿Existe un lugar en el judaísmo para la salud y el bienestar físico?
Pregunta:
Como entrenador físico me
pregunto: ¿existe un lugar en el judaísmo para la salud y el bienestar físico?
Parecería ser que el mundo secular alienta a llevar una vida saludable mucho
más que el Judaísmo. Con frecuencia escuchamos a los rabinos hablar de asuntos
espirituales, pero resulta difícil tomar en serio sus palabras cuando ellos
mismos sufren de sobrepeso. ¿Acaso el bienestar físico no resulta importante?
Respuesta:
En el mundo moderno, la salud
es vista como la nueva moral. Lo bueno y lo malo ahora se miden en calorías.
Las cajas de cereales nos invitan a “saborear lo que es bueno” – no
refiriéndose a un valor moral, sino a uno nutricional. La escala de valores ya
no se encuentra en el cielo, sino en el piso del baño, donde se encuentra la
balanza que, a diario, emite su veredicto en kilos y libras.
Todo esto tiene sentido si
pensamos en el hombre simplemente como un cuerpo sin alma. Si todo lo que somos
es carne y huesos, el bienestar físico pasa a ser el ideal más alto. Pero desde
la perspectiva judía, el alma es lo que verdaderamente importa, y el cuerpo es
su vehículo. La salud de nuestro cuerpo cobra relevancia solo cuando entendemos
es un medio para poder expresar nuestro verdadero ser. Más aún, el cuerpo que
poseemos y que es el hogar de nuestra alma, es un regalo del Creador durante el
tiempo que permanecemos en este mundo. Por ende, como se nos ha dado este
cuerpo en calidad de préstamo, debemos tratarlo con el mayor de los respetos,
ya que, verdaderamente, no nos pertenece.
Maimónides, el gran pensador
judío, escribió en el siglo 12:
“El cuidar de la salud y el
bienestar de nuestro cuerpo es una de las formas de servir a Di-s”.
E inmediatamente explica
porque:
“Resulta imposible pensar con
claridad comprender la verdad si uno está mal físicamente”.
Si nuestra mente esta nublada,
puede que no poseamos la claridad moral para comprender qué es lo correcto. Si
estamos luchando contra una enfermedad, puede que no tengamos la fortaleza para
luchar contra los males del mundo. Por eso es que debemos cuidar de nuestro
cuerpo. El tener un cuerpo sano no es una meta en sí mismo, sino que nos ayuda
a concretar nuestros objetivos en la vida. Es un vehículo que nos conduce hacia
la bondad, pero no es nuestra meta final.
La tradición judía no plantea
excusas para no ser saludables. Por el contrario, nos da la mejor razón posible
para vivir una vida sana: la vida tiene un significado y un sentido, y cada día
es valioso. Solo si entendemos que la vida tiene un sentido, entonces vale la
pena cuidar de ella. Los riesgos de tener colesterol alto, de fumar en exceso y
de consumir drogas solo resultan verdaderamente importantes para aquellas
personas que han comprendido el valor de la vida. Sin embargo, para aquel que
no ha encontrado un sentido a la vida, los riesgos de sufrir una muerte
temprana no le representan nada.
Somos la generación más
saludable en lo que va de la historia reciente, y nuestra expectativa de vida
está alcanzando las proporciones bíblicas. Esto significa que tenemos más
tiempo y energía para cumplir nuestro objetivo – hacer de este un mundo mejor e
inclinar la balanza hacia la bondad verdadera.
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