9/24/2014

¿ES INMORAL TENER SOBREPESO?


 
Me encontre este artículo entre otros, que hablan del sobrepeso en la religión Judia.
 
 
¿Es inmoral tener sobrepeso?

¿Existe un lugar en el judaísmo para la salud y el bienestar físico?

Pregunta:

Como entrenador físico me pregunto: ¿existe un lugar en el judaísmo para la salud y el bienestar físico? Parecería ser que el mundo secular alienta a llevar una vida saludable mucho más que el Judaísmo. Con frecuencia escuchamos a los rabinos hablar de asuntos espirituales, pero resulta difícil tomar en serio sus palabras cuando ellos mismos sufren de sobrepeso. ¿Acaso el bienestar físico no resulta importante?

Respuesta:

En el mundo moderno, la salud es vista como la nueva moral. Lo bueno y lo malo ahora se miden en calorías. Las cajas de cereales nos invitan a “saborear lo que es bueno” – no refiriéndose a un valor moral, sino a uno nutricional. La escala de valores ya no se encuentra en el cielo, sino en el piso del baño, donde se encuentra la balanza que, a diario, emite su veredicto en kilos y libras.

Todo esto tiene sentido si pensamos en el hombre simplemente como un cuerpo sin alma. Si todo lo que somos es carne y huesos, el bienestar físico pasa a ser el ideal más alto. Pero desde la perspectiva judía, el alma es lo que verdaderamente importa, y el cuerpo es su vehículo. La salud de nuestro cuerpo cobra relevancia solo cuando entendemos es un medio para poder expresar nuestro verdadero ser. Más aún, el cuerpo que poseemos y que es el hogar de nuestra alma, es un regalo del Creador durante el tiempo que permanecemos en este mundo. Por ende, como se nos ha dado este cuerpo en calidad de préstamo, debemos tratarlo con el mayor de los respetos, ya que, verdaderamente, no nos pertenece.

Maimónides, el gran pensador judío, escribió en el siglo 12:

“El cuidar de la salud y el bienestar de nuestro cuerpo es una de las formas de servir a Di-s”.

E inmediatamente explica porque:

“Resulta imposible pensar con claridad comprender la verdad si uno está mal físicamente”.

Si nuestra mente esta nublada, puede que no poseamos la claridad moral para comprender qué es lo correcto. Si estamos luchando contra una enfermedad, puede que no tengamos la fortaleza para luchar contra los males del mundo. Por eso es que debemos cuidar de nuestro cuerpo. El tener un cuerpo sano no es una meta en sí mismo, sino que nos ayuda a concretar nuestros objetivos en la vida. Es un vehículo que nos conduce hacia la bondad, pero no es nuestra meta final.

La tradición judía no plantea excusas para no ser saludables. Por el contrario, nos da la mejor razón posible para vivir una vida sana: la vida tiene un significado y un sentido, y cada día es valioso. Solo si entendemos que la vida tiene un sentido, entonces vale la pena cuidar de ella. Los riesgos de tener colesterol alto, de fumar en exceso y de consumir drogas solo resultan verdaderamente importantes para aquellas personas que han comprendido el valor de la vida. Sin embargo, para aquel que no ha encontrado un sentido a la vida, los riesgos de sufrir una muerte temprana no le representan nada.

Somos la generación más saludable en lo que va de la historia reciente, y nuestra expectativa de vida está alcanzando las proporciones bíblicas. Esto significa que tenemos más tiempo y energía para cumplir nuestro objetivo – hacer de este un mundo mejor e inclinar la balanza hacia la bondad verdadera.

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