1/17/2013

LA ALIMENTACIÓN UN HALAGO A LOS SENTIDOS.


 LA ALIMENTACIÓN UN  HALAGO A LOS SENTIDOS.

  POR EL DOCTOR CARLOS ARTURO ALLEN SISNIEGA
LOS PLATOS A PARTIR DE PROTEÍNAS PURAS
¿Dónde se encuentran las proteínas puras?           
 Las proteínas forman la trama de la materia viva, tanto animal como vegetal, eso significa que se encuentran en la mayoría de los alimentos que conocemos. Para desarrollar su modo de acción específica y toda su potencialidad, el régimen de las proteínas debe estar compuesto por alimentos tan ricos en proteínas como sea posible. En la práctica, excepto la clara del huevo, ningún alimento posee esta pureza. Los vegetales, por muy proteicos que sean, siempre son demasiado ricos en hidratos de carbono. Es el caso de todos los cereales y de todos los farináceos, leguminosos y diversos feculentos. No obstante, para las personas a las que les canse comer carne y pescado, pueden incorporar a la dieta el tofu y el seitán, que tienen un alto valor proteínico. Quiero hacer también una excepción con el salvado de avena. Como habrán visto, lo incorporo a mi plan como uno de los 100 alimentos, el único glúcido admitido entre las proteínas. He observado que su consumo produce una reducción del apetito, una sensación de saciedad más rápida y una fuerte disminución de la frustración. Por todo ello incluyo entre las recetas varias para preparar tortas que ayudan a diversificar la dieta y tomar la cantidad de una cucharada y inedia al día que receto. Si quiere saber más sobre las propiedades del salvado de avena, les recomiendo que se hagan con el libro base de mi método, No consigo adelgazar, de la editorial Integral. Los alimentos de origen animal, más proteicos que los vegetales son en su mayoría demasiado grasos. Así sucede con el cerdo, el cordero, algunas aves demasiado grasas (como el pato y la oca) y numerosas partes del buey y de la ternera. No obstante, existen unos cuantos alimentos de origen esencialmente animal que, sin llegar a la pureza proteica la cual no deseamos que sea integral), se acercan a ella y que, por este motivo, serán los principales actores del régimen Protal. EI caballo, con excepción de la falda. EI buey, excepto el entrecot, la chuleta y todas las partes que se de cocido. La ternera asada. Las aves de corral, salvo el pato y el ganso. Todos los pescados, incluidos los pescados azules cuya grasa, eminentemente protectora para el corazón y las arterias humanas, los hace aceptables aquí. Los moluscos y los mariscos. Los huevos, la pureza proteica de cuya clara es mancillada por el ligero contenido en grasa de la yema. Los productos lácteos desnatados son muy ricos en proteínas y totalmente desprovistos de materias grasas. Sin embargo, contienen una pequeña cantidad de lactosa, azúcar natural de la leche. La escasez de glúcidos y el buen sabor de estos alimentos les permiten conservar su sitio en nuestra selección de alimentos esencialmente proteicos que componen la fuerza de ataque de mi plan.    
 La pureza de las proteínas reduce su aporte calórico      
 Todas las especies animales se sustentan con alimentos compuestos de tres únicos nutrientes conocidos: las proteínas, los lípidos y los hidratos de carbono. Pero, para cada especie, existe una proporción ideal y específica de estos tres nutrientes. En el hombre, esquemáticamente es 5-3-2, es decir 5 partes de hidratos de carbono, 3 partes de lípidos y 2 partes de proteínas, una composición bastante cercana a la de la leche materna. Cuando la composición del bolo alimenticio respeta esta cifra de oro específica, la asimilación de calorías en el intestino delgado se efectúa con una eficacia máxima, y su rendimiento es tal que puede facilitar la toma de peso. Se dice que el cuerpo saca provecho. A la inversa, basta con modificar esta proporción óptima para perturbar la absorción de las calorías y reducir otro tanto el rendimiento de los alimentos. En el aspecto teórico, la modificación más radical que pueda concebirse la que reduciría más intensamente la absorción de las calorías) residiría en restringir la alimentación al consumo de un solo nutriente. En la práctica, aunque se ha intentado en Estados Unidos con los hidratos de carbono (régimen de Beverly Hills, que solo autoriza las frutas exóticas) y con los lípidos (régimen Esquimal), la alimentación reducida exclusivamente a los azúcares o a las grasas es difícilmente realizable y de consecuencias graves. El exceso de azúcar facilita la aparición de la diabetes. El exceso de grasa atasca el corazón y sus arterias. Además, la ausencia de proteínas indispensables para la vida obligaría al organismo a sacarlas de sus reservas musculares. Por tanto, la alimentación limitada a un solo nutriente no es concebible más que para las proteínas (una solución aceptable por lo que respecta a la parte gustativa), evitando así el riesgo de colapso arterial y que, por definición, excluye cualquier carencia proteica. Cuando se logra instaurar una alimentación basada en alimentos de muy alto contenido en proteínas, al intestino delgado (encargado de extraer las calorías) le cuesta trabajar sobre un bolo alimenticio para el cual no está programado. No puede aprovechar plenamente mi contenido calórico. Se encuentra en la situación de un motor de dos tiempos concebido para funcionar con una mezcla de gasolina y de aceite expuesto a funcionar ahora con gasolina pura. Tras haber producido una serie de traquidos, al poco se ahogaría por no poder utilitar su carburante. ¿Qué hace el organismo en estas condiciones? Saca lo que es vital, las proteínas indispensables para el mantenimiento de sus órganos (músculos, glóbulos, piel, cabello, uñas), y deja pasar, sin utilizarlas, el resto de las calorías proporcionadas.          
 La asimilación de las proteínas es un trabajo costoso que necesita un consumo considerable de calorías    
 Para entender esta segunda propiedad de las proteínas, que contribuye a la eficacia de Protal, es indispensable familiarizarse con la noción de ADS (Acción Dinámica Específica —según sus siglas en francés— de los alimentos). La ADS representa el esfuerzo o el consumo que ha de invertir el organismo para deshacer un alimento hasta reducirlo al estado de eslabón básico, bajo cuya única forma se le permite pasar a la sangre. Eso exige un trabajo cuya importancia varía dependiendo de la consistencia y la naturaleza química del alimento. Cuando usted ingiere 100 calorías de azúcar (azúcar rápido por excelencia), compuesto por moléculas simples y poco combinadas, lo absorbe rápidamente, y ese trabajo al organismo no le cuesta más que 7 calorías. Quedan pues 93 que son utilizables. La ADS de los hidratos de carbono es de 7%. Cuando usted ingiere 100 calorías de mantequilla o de aceite, la asimilación es un poco más laboriosa, y ese trabajo le cuesta 12 calorías, no dejando al organismo más que 88 calorías residuales. La ADS de los lípidos pasa entonces a 12%. Por último, para asimilar 100 calorías de proteínas puras, clara de huevo, pescado magro, o queso blanco desnatado, la suma es enorme, porque las proteínas están compuestas por un conglomerado de muy largas cadenas de moléculas cuyos eslabones básicos, los aminoácidos, están unidos entre sí por una fuerte amalgama que exige un trabajo infinitamente más costoso. Este gasto calórico de simple absorción es de 30 calorías, no dejando al organismo más que 70 calorías, o sea un ADS de 30%. La asimilación de las proteínas, auténtico trabajo interno, es responsable de una liberación de calor y de una elevación de la temperatura corporal que explica por qué se aconseja no bañarse en agua fría justo después de una comida rica en proteínas, ya que la diferencia de temperatura puede ocasionar una hidrocución. Esta característica de las proteínas, molesta para los bañistas con prisa, representa una bendición para el gordo tan hábil en el arte de asimilar las calorías. Le va a permitir realizar un ahorro indoloro que le permitirá alimentarse más cómodamente sin sufrir la sanción inmediata. Al final del día, de un consumo proteico de 1.500 calorías, que representa un aporte sustancial, después de la digestión no quedan más que 1.000 calorías en el organismo. Es esta una de las claves del régimen Protal y la base de mi régimen, conocido como método Dukan. Pero eso no es todo...         
 Las proteínas puras reducen el apetito      
 La ingestión de alimentos azucarados o grasos, fácilmente digeridos y asimilados, genera una saciedad superficial, rápidamente superada por el regreso del hambre. Estudios recientes han demostrado que el picoteo de alimentos azucarados o grasos no retrasa el regreso del hambre, ni reduce las cantidades ingeridas durante la comida. En cambio, el picoteo de alimentos proteicos retrasa la hora de la comida siguiente y reduce las cantidades ingeridas. Además, el consumo exclusivo de alimentos proteínicos genera la producción de cuerpos cetónicos, potentes inhibidores naturales del hambre y responsables de una saciedad duradera. Después de dos a tres días siguiendo una alimentación limitada a las proteínas puras, el hambre desaparece totalmente, y Protal puede seguir su curso evitando la amenaza natural que pesa sobre la mayoría de los demás regímenes: el hambre.              
 Las proteínas puras combaten el edema y la retención de líquidos        
 Algunos regímenes o tipos de alimentación son conocidos por ser hidrófilos y favorecer la retención de líquidos, con los clásicos hinchamientos como consecuencia inmediata. Es el caso de los regímenes con dominante vegetal, ricos en fruta, en verduras y en sales minerales. — En cambio, las alimentaciones ricas en proteínas son regímenes más bien hidrófugos, o sea que facilitan la eliminación de líquidos, y por tanto también la desecación de los tejidos empapados de agua, tan preocupantes durante el periodo premenstrual o durante la premenopausia. El régimen de ataque de Protal, compuesto por proteínas tan puras como es posible, posee esta propiedad a su más alto nivel. Esta característica representa una particular ventaja para la mujer. En efecto, cuando un hombre engorda, principalmente es porque come demasiado, de modo que acumula en forma de grasa todo su excedente calórico. En la mujer, el mecanismo de aumento de peso es más complejo y a menudo está asociado a una retención de líquidos que frena y reduce los resultados de los regímenes. En ciertos momentos del ciclo menstrual, durante los cuatro a cinco días que preceden a la regla o en ciertas encrucijadas de la vida femenina (pubertad anárquica, premenopausia interminable o incluso en el centro de la vida genital bajo el efecto de desórdenes hormonales), las mujeres, sobre todo las que tienen sobrepeso, empiezan a retener líquidos y sienten que su cuerpo se vuelve esponjoso, hinchado, que les cuesta sacarse los anillos de sus dedos rechonchos; sienten sus piernas pesadas y sus tobillos hinchados. Esta retención va acompañada de un aumento de peso que habitualmente es reversible, aunque también puede volverse crónico. Sucede incluso que cuando estas mujeres se ponen a régimen para recuperar su línea y evitar esta gordura, constatan con sorpresa que los pequeños remedios que antes lograban vencer estas sobrecargas ahora resultan inoperantes. En todos estos casos (que no son poco frecuentes), las proteínas puras, tal como se encuentran en el régimen de ataque de Protal, tienen una acción a la vez decisiva e inmediata. En unos días, incluso en unas horas, los tejidos empapados de líquidos se secan, dejando una sensación de bienestar y de ligereza que se traduce inmediatamente en la balanza y que refuerza la motivación.     
 Las proteínas puras aumentan la resistencia del organismo       
 Vamos a tratar aquí de una propiedad muy bien conocida por los nutricionistas y observada desde siempre por los profanos. Antes de la erradicación de la tuberculosis mediante antibióticos, una de las bases clásicas del tratamiento de esta enfermedad era la sobrealimentación, con aumento notable en la proporción de las proteínas. En Berck (norte de Francia), incluso se obligaba a los jóvenes adolescentes a beber sangre animal. Hoy en día, los entrenadores aconsejan una alimentación con alto contenido proteico a los deportistas que exigen más a su organismo. Los médicos hacen lo mismo en las anemias para aumentar la resistencia a la infección o para acelerar la cicatrización de las heridas. Es útil servirse de esta ventaja, porque el adelgazamiento, sea como sea, siempre debilita un poco el organismo. He notado que el periodo inaugural de Protal (compuesto exclusivamente de proteínas tan puras como sea posible) es su fase más estimulante. Algunos pacientes me han comentado incluso que ejercía en ellos un efecto euforizante, tanto físico como mental, y esto a partir del final del segundo día.     
 Las proteínas puras del régimen Protal permiten adelgazar sin pérdida muscular ni reblandecimiento de la piel       
 Esta constatación no es nada sorprendente cuando se sabe que la piel (su tejido elástico) así como el conjunto de los músculos del organismo están esencialmente constituidos por proteínas. Un régimen pobre en proteínas obligaría al cuerpo a sacarlas de sus propios músculos y de su piel, provocando que esta última perdiera su elasticidad, sin hablar del debilitamiento de los huesos (a menudo ya amenazados en las mujeres con menopausia). La unión de estos efectos produce un envejecimiento de los tejidos, de la piel, del cabello y de la apariencia general. Estos cambios no pasan desapercibidos a nuestro entorno, algo que por sí solo puede provocar la interrupción del régimen. A la inversa, un régimen rico en proteínas o, con mayor motivo, un régimen compuesto exclusivamente de proteínas (como el que inaugura Protal), tiene pocos motivos para atacar las reservas del organismo ya que la dieta las proporciona masivamente. En estas condiciones, el adelgazamiento rápido y tonificante mantiene la firmeza de los músculos, el brillo de la piel y permite adelgazar sin desmejorar el aspecto. Esta particularidad del régimen Protal puede parecer secundaria para las mujeres jóvenes y gorditas, musculosas y con piel gruesa, pero resulta capital para las que se acercan a la menopausia o que poseen una musculatura reducida o una piel delicada y fina. Porque, y ahora es la ocasión de hablar de ello, actualmente se ven demasiadas personas que controlan su silueta con la balanza como única referencia. El peso no puede y no debe tener ese papel exclusivo. El resplandor de la piel, la firmeza de los tejidos y la tonicidad general del cuerpo son otros tantos parámetros que interfieren en la imagen exterior de una mujer.
 
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